LA VIDA ES BREVE.

A veces, los seres humanos, sobre todo, en las grandes ciudades, llevamos una vida de apuros, de angustias, de afán desmedido por acumular riquezas, muchas veces sin importar los medios. Hay, por ejemplo, Juntas de Condominios que llevan a cabo negocios para mejorarlos, pero antes, hacen arreglos con los contratistas para recibir "por debajo de la mesa" una "comisión" que, claro está, se mantiene oculta. Otros, que también cuando se les presenta la oportunidad, no dudan en actuar de igual manera, ya sea en oficinas del gobierno o en empresas privadas.Son personas que pregonan a los cuatro vientos que son honestas, pero lo que buscan es acumular riquezas, aunque enloden sus conciencias.

Vivimos para trabajar, para hacer dinero, para impresionar a los demás con nuestras riquezas, porque pensamos que si poseemos una lujosa mansión y autos costosos y grandes cuentas bancarias, seremos admirados y eso estimula nuestro ego porque pensamos que eso nos hace felices. Pero nos olvidamos de lo más importante, nos olvidamos de vivir y de disfrutar de las cosas bellas y sencillas que nos ofrece la vida, porque siempre estamos ocupados.

Nos preocupamos sin motivo, tememos sin razón, nos angustiamos, pero no nos percatamos de que en realidad cuando nacimos, vinimos a este mundo con las manos vacías, y nos iremos igual, con las manos vacías.

Todos los bienes que creemos tener, son temporales, sólo somos usuarios de lo que pensamos que poseemos.

Las riquezas que hoy tenemos antes de que naciéramos, pertenecían a otros y después de nuestra muerte, pasarán a otras manos.

Un multimillonario, que ni siquiera tiene vida privada porque siempre es asediado y es un esclavo de su riqueza y que, además, no puede estar seguro de quienes son sus verdaderos amigos, ¿podrá ser en realidad un hombre feliz?

Un hombre opulento que fue dueño de hoteles, de empresas, de mansiones y de jugosas cuentas bancarias, fue un usuario de lo que creyó poseer, quizás vivió tan sólo cortos momentos de felicidad y al llegar el momento de su partida definitiva, nada se llevó. Lo que usó, pasó a otras manos.

No son pocos los que sueñan con ganar la lotería, para, entre otras cosas, viajar. Viajar a tierras lejanas sin haber conocido ni siquiera el estado en que viven. Y a los que viven en tierras lejanas, les pasa lo mismo, no conocen su propio país y quieren viajar a éste.

¿Por qué seremos tan inconformes? ¿Por qué no disfrutamos hoy lo que podemos?

La vida es breve.


José M. Burgos S.