martes, 13 de mayo de 2014

EL PASO DE LOS AÑOS


¡Cómo pasa el tiempo! Y no nos percatamos.
 
Parece que fue ayer cuando me reunía con mis  amigos de  juventud a quienes, por caprichos del destino, no he vuelto a ver, pues cada quien tomó su propio rumbo.
 
¿Cómo y adónde se fueron? ¿Qué será de ellos? ¿Cuántos ya habrán muerto?
 
El otoño, o quizás el invierno de mi vida, me ha tomado por sorpresa y no me puedo explicar cómo se esfumó mi juventud.
 
En mi adolescencia, recuerdo haber visto gente mayor a quienes miraba con respeto y cierta admiración y pensaba que estaban muy lejos de mí en edad y no me podía imaginar que yo también llegaría a esa edad. Y no eran ancianos, eran personas que rondaban los cuarenta o cuarenta y cinco años de edad.
 
Hoy, la mayoría de ellos ya no pertenecen al mundo de los vivos y muchos de mis amigos de juventud, tampoco. Los que quedan, tienen nieve en sus cabellos y caminan lentamente. Algunos son mayores que yo, pero muy poco. Unos gozan de mejor salud que otros y están en mejores condiciones físicas, otros sufren quebrantos de salud, pero en todos se nota el inclemente paso de los años. No se parecen ni remotamente a aquellos jóvenes alegres y llenos de vida. Están mucho más acabados que los que yo veía tan alejados de mi edad, que apenas rondaban los cuarenta.
 
Aunque para muchos es difícil aceptarlo, yo admito que estoy viviendo la última etapa de mi vida.
 
¿Que si tengo arrepentimientos? ¡Por supuesto que los tengo! ¿Quién no los tiene? Lo que pasa es que muchos no lo confiesan, pero los tienen, porque todos los seres humanos cometemos errores. Hay cosas que hice y que no debería haber hecho y hay cosas que no hice y que debería haber hecho, pero no me atormento porque sé que lo único que nadie puede cambiar es el pasado.
 
 
 
José M. Burgos S.

1 comentario:

  1. Amigo Burgos, hay una forma de escapar del pasado y es: no hables de el.....Pero necesitamos a veces si no hablarlo al menos pensar un poco en el...y si te pones a ver lo que hicistes mal, siempre sirve de algo bueno, pues al menos te arrepientes y le pides a tu Santo te ayude a no caer de nuevo...
    y eso, eso, eso es bueno!
    Un fuerte abrazo

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