viernes, 10 de agosto de 2012

LA AVARICIA Y LA AMBICIÓN.

El deseo insaciable y exagerado de poseer riquezas que tienen muchas personas, va más allá de lo ético y es moralmente inaceptable.

Hay individuos que tienen muchísimo más de lo necesario para vivir durante toda su vida en la opulencia. Y, sin embargo, desean acumular riquezas única y exclusivamente con el fin de atesorarlas como si fueran a vivir eternamente.

Hay una clara diferencia entre la avaricia y la sana ambición, ya que esta última no siempre implica la insaciable sed de riquezas materiales, sino que puede ser la aspiración a alcanzar una meta noble a base de esfuerzo y sacrificio.

Un atleta nunca podría lograr un campeonato mundial si no tuviera la ambición  que le da las fuerzas para someterse a una estricta disciplina para lograr su meta. Un estudiante carente de ambiciones sería incapaz de adquirir un título de abogado, médico, ingeniero, arquitecto e incluso, en ocasiones, de llegar a ser un brillante científico.

En cambio, la avaricia aparece muchas veces ligada a delitos como la estafa, el soborno y hasta el crimen.

El objetivo del avaro es la acumulación de riquezas sin importar los medios para lograr sus propósitos, aunque tenga que violar la ley y aniquilar a quien se atreviese en su camino.

Una noble ambición puede conducir al triunfo y al éxito, la avaricia, a la ruina, la cárcel o la muerte.



José M. Burgos S.

2 comentarios:

  1. Acertadísimo el trabajo de Burgos. Excelente.

    Víctor Ml. Caamaño
    Blog: La Era Manipulada

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  2. Muchísimas gracias, Víctor, tu opinión es muy valiosa.
    Un abrazo,

    José M.

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