viernes, 31 de diciembre de 2010

DEMENCIA SENIL.

Antes, la llamaban demencia senil, hoy, para que la palabra no sea tan dura, se le denomina mal de Alzheimer, un padecimiento que afecta a muchas personas en el mundo y que crece día a día.

Esta enfermedad es un trastorno de la razón que lenta y progresivamente va deteriorando las facultades físicas y mentales del afectado, sin la menor posibilidad de recuperación hasta consumirlo totalmente.

Quien padece el mal de Alzheimer, experimenta graves trastornos en el comportamiento y en las funciones normales, hasta el punto de no poder realizar las más fáciles actividades cotidianas.

Cuando la enfermedad alcanza un grado avanzado, quienes la padecen, no pueden valerse por sí mismos y, consecuentemente, no pueden actuar con normalidad. Por lo tanto, deben recibir atención especial y permanente.

Los especialistas concuerdan en que la demencia senil o Alzheimer se inicia en un alto porcentaje después de los 65 años, aunque personas relativamente jóvenes, no están exentas.

Los frecuentes olvidos, la ansiedad, la angustia, el aislamiento y el estrés pueden ser síntomas para detectar la enfermedad.

Los familiares y amigos de aquellas personas que sufren de este penoso mal, o de cualquier otra enfermedad irreversible, deben brindarles mucha ayuda, comprensión y afecto, para mitigarles aunque sea en una mínima parte, la última etapa de sus vidas procurando que ésta sea un poco menos dolorosa y triste, porque, ¿qué puede ser más triste que perder la noción del tiempo, de la realidad y del amor?

Con más frecuencia de lo que pensamos y sin que nos percatemos, pasan por nuestro lado deambulando cual fantasmas, seres solitarios y miradas perdidas, sumidos en un abismo sin fondo, el terrible abismo del mal de Alzheimer.

Los seres humanos siempre pensamos que a nosotros no nos tocará enfrentar las terribles enfermedades que otros padecen: ¿Alzheimer? ¿Cáncer? ¿Demencia? ¡No! Eso es lo que le pasa a los demás, a mí no. Y por pensar así, es que no nos concientizamos ni nos solidarizamos con quienes sufren y no tienen esperanza.

José M. Burgos S.

3 comentarios:

  1. esta es una enfermedad muy fuerte no solo tanto para las persona que la padese sino para los familiares que ver a la persona perdiendo su memoria y su vida.
    jacinta

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  2. Animo y mucha paciencia, es lo que le pido a Dios, desgraciadamente mi madre tiene esta enfermedad y es mucho muy doloroso ver que tu madre se te va poco a poco cada dia.

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