miércoles, 29 de enero de 2014

VIDA Y MUERTE

La vida y la muerte están ligadas, no puede existir la una sin la otra. Todo ser viviente nace y muere.
 
El hombre siempre ha estado preocupado por lo que sigue después de la muerte y gracias a esta preocupación, surgieron religiones y sectas, éstas últimas continúan apareciendo casi a diario.
 
Las religiones están sustentadas con base a la fe, la cual es una luz de esperanza, pues supone que la muerte no implica la extinción del ser humano. El alma -o ánima- que le da movimiento al cuerpo físico, continúa existiendo de forma inmaterial, sobrenatural e intangible.
 
Por consiguiente, la muerte sería algo así como un puente, un paso de una realidad a otra, a la que se accede, obviamente, sin el cuerpo físico, cuyos despojos, poco a poco, quedarán convertidos en polvo. 
 
Así es, muchos seres humanos están acostumbrados a vivir de apariencias, a engañar, a mentir, a sentirse superiores a los demás, a discriminar por sexo, color, estatura, religión, costumbres, etc. 
 
La arrogancia es un veneno que adormece la conciencia.
 
La mentira tiene malas consecuencias y esclaviza.
 
Las religiones -no todas-, constituyen un freno contra la perversidad, la inmoralidad y el delito. Sobre todo, porque los creyentes temen mucho al castigo eterno.
 
Lo más sensato es que nuestras acciones sean el resultado del amor y no del temor y no olvidar que todo tiene una consecuencia, y la de vivir es morir. 
 
 
José M. Burgos S.

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