lunes, 16 de diciembre de 2013

EL ESTRÉS


El estrés es un estado de ánimo propio de la época actual que ocurre a los seres humanos, especialmente en las grandes metrópolis del planeta. Dicho estado es la ausencia de paz y tranquilidad debido a las exigencias que el mundo moderno nos impone para subsistir.
 
La vida cotidiana nos impone una serie de responsabilidades que requieren de disciplina y adaptación constante a los continuos cambios.
 
Pero cuando estas demandas sobrepasan la capacidad para poder afrontarlas, las consecuencias afectan la calidad de vida.
 
Ante situaciones agobiantes de cualquier tipo, el organismo humano, aunque tiene sus defensas, se afecta, ya que el estrés incrementa la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la liberación de diferentes sustancias estimulantes, como la adrenalina.
 
Cuando estos cambios no son agudos, resultan beneficiosos en caso de una emergencia, pero si lo son, se convierten en amenazas que incrementan los riesgos de diabetes, infartos, manifestaciones depresivas, angustia, e inclusive la muerte.
 
En las grandes metrópolis modernas, los desafíos a los que tienen que enfrentarse los ciudadanos suelen ser en exceso agobiantes y ponen en riesgo la salud.
 
Todos los días el intenso tráfico, los accidentes, el ruido, los problemas laborales y también domésticos constituyen un alto grado de estrés que a veces, no se logra controlar.
 
Entre los síntomas típicos del estrés, están: las jaquecas, el sudor en las manos, el dolor de espalda, el cansancio, el aislamiento, la depresión, el insomnio, la gastritis, las úlceras, entre otros.
 
El estrés también está presente en las personas de edad avanzada, debido a las limitaciones, la soledad, los casos de depresión y ansiedad se incrementan, lo cual puede ser definido como estrés.
 
Es curioso, pero en los países con economías fuertes, en los que las necesidades básicas están cubiertas, las personas sufren más de altos niveles de estrés que en otros menos desarrollados.
 
La vida en un pueblo es mucho menos estresante que en una gran ciudad porque en ellos se vive con más tranquilidad y menos prisa.
 
Pero es posible minimizar un poco este problema haciendo ejercicios físicos y respiratorios, saliendo quince minutos antes de lo acostumbrado al trabajo, oír música suave y relajante cuando manejamos hacia el hogar para amortiguar un poco el estrés que producen los trancones de tráfico y sonreír en vez de arrugar el rostro.
 
 
José M. Burgos S.

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