jueves, 19 de junio de 2014

No siempre es buena la abundancia


La abundancia no siempre es buena, pues hay cosas malas que abundan y causan daño.
 
Es buena la abundancia de agua potable (que no deberíamos desperdiciar), de alimentos, de aire puro, de amor, amistad, sinceridad y toda cualidad que beneficie al alma y al cuerpo.
 
Sin embargo, cuando abunda la cantidad de trabajadores que hacen el mismo trabajo que nosotros, estamos en problemas.
 
Pero los problemas no sólo vienen con la abundancia de males o competencia, a veces, la riqueza también genera contratiempos y preocupaciones.
 
Durante la primera mitad del siglo 19, surgió la llamada ''fiebre del oro'' y todo el que podía, viajaba al oeste de Estados Unidos en busca de fortuna, aunque para algunos, ésta les fue esquiva.
 
El respaldo de los billetes de banco, se implementó en el siglo 19 con el oro y la confiabilidad que inspiró a los agentes económicos, permitió una gran prosperidad.
 
Pero en 1849, cundió el pánico porque los mineros lograron extraer de las minas en el Estado de California tanto oro como el que se había obtenido en el mundo entero durante los diez años previos.
 
Después, pasados unos pocos años, encontraron en Australia pedazos de hasta quinientos kilogramos a pocos metros bajo tierra.
 
El pánico ocurrió, porque muchas personas, ante la abundancia del precioso metal, hacían que éste perdiera su valor y que el dinero también lo perdiera por la sencilla razón de que estaba respaldado por el oro.
 
Si el dinero que es el que mueve la economía pierde su valor, nadie lo acepta, se frenan las transacciones, se detiene la producción porque las ventas se desploman y todos se empobrecen rápidamente.
 
Por fortuna, la abundancia de oro no pasó de ser un susto pasajero y todo volvió a la normalidad.

Los buenos economistas, aconsejan no echar todos los huevos en la misma cesta.
 
 
José M. Burgos S.

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