miércoles, 28 de mayo de 2014

Políticos, vendedores de ilusiones

Las naciones son gobernadas por políticos que tienen sus intereses personales, como todo el mundo, pero con la habilidad de mostrarse como  líderes con  capacidad de convencer a las personas de que vivirán mejor si votan por ellos y que por lo tanto, serán más felices porque podrán satisfacer sus necesidades y hasta les prometen que lucharán contra quienes sienten odio -los ricos, los poderosos, los inmigrantes, las etnias, los gobernantes anteriores que los defraudaron, etc.-.
 
La diferencia que existe entre un político carismático y un mago es muy poca. Quizás  radica en que el público sabe que el ilusionista se vale de trucos, aunque no pueda descubrirlos, en tanto que el político también se vale de trucos, pero el público no los descubre sino hasta mucho tiempo después porque piensan que sus promesas son reales y bien intencionadas.
 
Los políticos necesitan mucho más dinero que el mago para continuar atendiendo sus intereses personales y el presupuesto suele ser proporcional al tamaño de la ilusión que pretenden sostener. 
 
Dicho dinero tiene que salir del bolsillo de los mismos ciudadanos que votaron por él, y lo más irónico,también de quienes no lo hicieron.
 
Llega el momento en el que la carga tributaria se convierte en cáncer devorador porque los servicios que el estado dice ofrecer a cambio de esos impuestos, obviamente que no son buenos porque la mayor parte de la recaudación se gasta en los salarios de todas las personas que de una u otra forma ''colaboran'' para la continuidad de esos gobernantes (jueces, policías, militares, asesores y burócratas).
 
 
José M. Burgos S.

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