Casi ningún ser humano está conforme con su vida
y, aunque lo niegue,
siempre desea un cambio, porque si no lo
anhelara, sería un ser conformista.
Pero así es la vida, llena de molestias, algunas
veces, inevitables, lo cual ocurre para que nos adaptemos a una realidad: el
cambio permanente.
Las personas no se oponen a los cambios, pero
siempre desean que sean favorables, nunca perjudiciales.
Si tenemos una casa pequeña e incómoda, lo más
lógico es que deseemos otra más grande y más cómoda. A nadie le agradaría que
ocurriera lo contrario.
La historia ha demostrado que los seres humanos
somos fanáticos de las alternativas, los cambios, las
revoluciones, pero claro, siempre y cuando esos cambios, revoluciones y
alternativas constituyan cambios que nos beneficien.
Muchas personas suelen decir que ''todo tiempo
pasado fue mejor'', pero no siempre es así. Lo que sí es cierto, es que
cuando no estamos conformes con lo que nos toca vivir, pensamos
que hemos sufrido un cambio desfavorable, y por esa razón, nos
sentimos molestos con la realidad y nos es difícil aceptarla.
Así es la vida, todos los seres
humanos en mayor o menor grado, experimentamos incomodidades: dolor, hastío,
tristeza, aburrimiento, hambre, sed, frustración, nostalgia, incertidumbre,
indignación, enojo y mil cosas más. No existe ningún ser viviente inmune a
las molestias.
Soñamos con cambios imposibles y esos sueños nos
roban el placer de disfrutar de pequeños detalles que forman parte de la
felicidad.
José M. Burgos S.
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