martes, 14 de enero de 2014

Cuando un ser querido se va

La pérdida de un ser querido, es quizás el dolor más grande que puede sufrir un ser humano, aunque hay personas tan duras que casi no le prestan importancia.
 
Pero dentro del contexto normal, la verdad es que las personas reaccionan de diferentes maneras. Unos se atormentan, lloran, se asustan, se sienten confundidos y hasta se enojan con Dios. Otros, aunque con profunda pena, toman esta experiencia con resignación porque aceptan los designios del Todopoderoso, si son creyentes, o de la naturaleza, si no lo son.
 
Después de la pérdida, a muchas personas les es difícil trabajar, estudiar, comer y conciliar el sueño. Otras, pierden el interés por actividades que antes disfrutaban. Algunos se entregan a la bebida y otros, pierden la ilusión de vivir y optan por el suicidio.
 
El duelo causado por la pérdida de un ser querido, genera reacciones emocionales, espirituales y físicas. Estas reacciones pueden incluir: profunda tristeza, desilusión, mal humor, rabia y desesperación. 
 
Hay quienes reaccionan cuestionando sus creencias religiosas y no logran encontrar nada que justifique su dolor. 
 
A veces, el proceso de recuperación puede ser lento y las heridas cicatrizan, pero quedan sus huellas imborrables.
 
Después de la pérdida, muchas personas intentan consolarnos en vano, pues no hay palabras que mitiguen el dolor.
 
 
José M. Burgos S.

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