Los políticos siempre han utilizado la demagogia para lograr sus propósitos y apelan a ella para despertar los sentimientos del pueblo y así ganarse su simpatía.
El político busca despertar pasiones a través de la retórica, haciéndole creer a las personas que sus adversarios políticos son peligrosos e ineptos, y sembrando semillas de esperanza en sus corazones con promesas que, por lo general, no tienen la intención de cumplir.
Según el criterio de muchos analistas, la demagogia es una democracia disfrazada, o mejor, una degradación de la democracia.
Algunos políticos han llegado a ocupar importantes posiciones gracias a los votos de individuos que creyeron en sus falsas promesas, pues saben utilizar el don de la palabra.
El hecho de pertenecer a determinado partido político no es una garantía de que el candidato sea un hombre honesto y trabajador, a no ser que que sus antecedentes así lo demuestren.
La demagogia no es exclusividad de los políticos, un periodista, un comerciante, un artista, un deportista o cualquier persona que busca congraciarse con los demás a través de la mentira para ganarse su apoyo y simpatía, está haciendo uso de ella.
Pero en el campo político, el asunto es mucho más delicado. Un ciudadano con sentido común, debe estudiar cuidadosamente los antecedentes del candidato que regirá los destinos del país, estado o ciudad antes de otorgar su voto.
Las palabras y las promesas no son suficientes, es necesario escudriñar los antecedentes y la capacidad de quien decidirá nuestro futuro.
José M. Burgos S.
Burgos, muy buen trabajo, meti3endole miedo es que pretenden convencer. Felicidades.
ResponderEliminarGracias Julio por compartirlo.
Victor Ml. Caamaño
Blog: La Era Manipulada