EL FIN DE LA RECESION.

El fin de la recesión

La recesión económica en Estados Unidos terminó en junio del 2009, dijo el National Bureau of Economic Research (NBER), un panel integrado por economistas con sede en Cambridge, Massachusetts. Cualquier declaración que pueda emitir una institución de tan alto nivel profesional, no puede ser ignorada aunque sus análisis sean estrictamente técnicos, no prácticos y no reflejen la realidad.

A veces el tecnicismo y los conocimientos no permiten a los mejores expertos ver la realidad que los rodea, usan indicadores como el Producto Interno Bruto (PIB), que crecen no porque aumente la producción industrial, las exportaciones o aumente el volumen de las ventas, aumentan porque sube el precio de la mercancía, y eso es un indicador positivo para los técnicos y el gobierno, pero negativo para la población, que paga más por todo lo que consume y lleva a la casa menos productos. O sea, que el dinero rinde menos. Otro indicador dudoso es el desempleo, el cual no ha dejado de aumentar en todos estos años. Estos expertos fundamentan sus conclusiones en estos dos indicadores.
Pero lo difícil para los miembros del NBER no es emitir criterios, es cómo explicar a los millones de propietarios en toda la nación que han perdido sus casas y millones más que están a punto de perderlas, porque no tienen empleo para pagar sus hipotecas o porque ganan un mísero sueldo, que la recesión terminó en junio del 2009. Desde luego que ellos no lo harán.
¿Cómo explicar a los ciudadanos que ya salimos de la recesión, pero el precio de los alimentos, el agua, la electricidad, los seguros, las medicinas, los servicios públicos, etc., están por las nubes y seguirán así?
No creo que mucha gente se interese por entender lo que ha dicho el NBER.Eso no resuelve el problema del empleo, ni ayuda a bajar los precios del mercado, los servicios y el costo de la vida. Hasta Obama tomó estas afirmaciones con mucha cautela. Las cosas no están para este tipo de chistes de un grupo de especialistas que saben mucho de economía, pero muy poco de la realidad que vive el norteamericano de a pie.
José M. Izquierdo
Hialeah