miércoles, 25 de junio de 2014

LA AGRESIVIDAD ES PELIGROSA

Es una mala traducción cuando se dice que un abogado luchará agresivamente por sus derechos o que se solicitan vendedores agresivos, pues la agresividad supone prácticas, formas de comunicación o de comportamiento que se basen de manera exclusiva en el uso de la violencia física o verbal hacia los demás.
 
La agresividad es una actitud que caracteriza a las personas frustradas, negativas y malhumoradas, aunque algunas veces, este sentimiento puede surgir motivado por una injusticia de manera espontánea y breve. Quien no puede controlar su ira, se torna en un ser agresivo que es capaz de herir verbal o físicamente.
 
Naturalmente, la agresividad es una de las formas más negativas y destructivas que puede tener una persona para comunicarse con otros, con aquellos que se hallan en su entorno, sean seres humanos o animales.
 
La agresividad es la consecuencia de diversas causas que pueden pasar por asuntos biológicos, personales, familiares, sociales, laborales o económicos, entre otros.
 
Las formas más comunes y visibles de agresividad se reflejan en actos de violencia física. No obstante, ejercida a través de la intimidación verbal, también puede ser muy significativa y, en algunos casos, más dañina a largo plazo.
 
En la actualidad, la agresividad se ha convertido en un elemento común en muchos individuos y esto tiene mucho que ver con el estilo de la vida moderna que se caracteriza por el intenso estrés, el insomnio, las frustraciones, la desconfianza, la insatisfacción, la ira, la envidia y el miedo, entre muchas cosas más.
 
Cuando alguien se convierta en alguien que se enoja fácilmente y que siente deseos irreflexivos de agredir, debe buscar ayuda profesional, pues un acto violento puede conducir a la cárcel o a la muerte.
 
 
José M. Burgos S.

jueves, 19 de junio de 2014

No siempre es buena la abundancia


La abundancia no siempre es buena, pues hay cosas malas que abundan y causan daño.
 
Es buena la abundancia de agua potable (que no deberíamos desperdiciar), de alimentos, de aire puro, de amor, amistad, sinceridad y toda cualidad que beneficie al alma y al cuerpo.
 
Sin embargo, cuando abunda la cantidad de trabajadores que hacen el mismo trabajo que nosotros, estamos en problemas.
 
Pero los problemas no sólo vienen con la abundancia de males o competencia, a veces, la riqueza también genera contratiempos y preocupaciones.
 
Durante la primera mitad del siglo 19, surgió la llamada ''fiebre del oro'' y todo el que podía, viajaba al oeste de Estados Unidos en busca de fortuna, aunque para algunos, ésta les fue esquiva.
 
El respaldo de los billetes de banco, se implementó en el siglo 19 con el oro y la confiabilidad que inspiró a los agentes económicos, permitió una gran prosperidad.
 
Pero en 1849, cundió el pánico porque los mineros lograron extraer de las minas en el Estado de California tanto oro como el que se había obtenido en el mundo entero durante los diez años previos.
 
Después, pasados unos pocos años, encontraron en Australia pedazos de hasta quinientos kilogramos a pocos metros bajo tierra.
 
El pánico ocurrió, porque muchas personas, ante la abundancia del precioso metal, hacían que éste perdiera su valor y que el dinero también lo perdiera por la sencilla razón de que estaba respaldado por el oro.
 
Si el dinero que es el que mueve la economía pierde su valor, nadie lo acepta, se frenan las transacciones, se detiene la producción porque las ventas se desploman y todos se empobrecen rápidamente.
 
Por fortuna, la abundancia de oro no pasó de ser un susto pasajero y todo volvió a la normalidad.

Los buenos economistas, aconsejan no echar todos los huevos en la misma cesta.
 
 
José M. Burgos S.