miércoles, 9 de abril de 2014

IGUALDAD Y ESCLAVITUD

La igualdad no existe ni podrá existir entre los seres humanos, por el simple hecho de que todos somos diferentes.
 
La igualdad implica el trato idéntico por parte de un estado, una empresa, un organismo, una asociación, un grupo o individuo, otorgar a los demás, las mismas oportunidades, sin que exista algún tipo de reparo por cuestiones de posición social, nacionalidad, raza, religión o forma de pensar, mientras ésta no vaya en perjuicio de otra.
 
Según la ley, las personas tienen las mismas oportunidades o derechos, pero desafortunadamente, esta norma no se cumple porque siempre existirá el trato discriminatorio.
 
No se juzga con la misma severidad a un hispano que dispara en defensa propia contra un estadounidense blanco, rico e influyente que si éste dispara contra el hispano, aunque no sea en defensa propia.
 
En cuando a la esclavitud, ésta era una situación en la cual una persona era propiedad de otra. Afortunadamente, dejó de existir de acuerdo a la ley, pero en realidad, aún existe de manera más velada, debido a la explotación que aún imponen los poderosos en contra de los débiles. Más concretamente, aquellos que someten a otros que tienen que aceptar formas de trabajo totalmente injustas, porque no tienen más alternativa, ya que de lo contrario, sus seres queridos tendrían que vivir en la más absoluta miseria.
 
Muchas personas trabajan en fábricas clandestinas, superando jornadas de 15 horas diarias, los siete días de la semana, con salarios muy bajos y sin ningún tipo de cobertura social. Son seres humanos que han huido de la pobreza existente en sus países y que son sometidos por individuos perversos.
 
Existen además, otros tipos de esclavitud, como la infame explotación sexual de mujeres y niñas.
 
El látigo físico desapareció, el látigo es el hambre.
 
Pero la esclavitud no sólo está presente en el campo de la explotación, el hombre moderno está sometido a nuevas formas, que muchas veces no advertimos, a cadenas invisibles como nuestros propios bienes, como por ejemplo, el teléfono celular, la computadora y muchos otros artefactos de los que no podemos liberarnos fácilmente, pues nos hemos convertido en sus esclavos.
 
 
José M. Burgos S.

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