De
todos es sabido que el petróleo es un mineral energético, o sea, un
mineral que se utiliza para producir energía, lo mismo que el gas, el
carbón y otros. Por lo tanto, estos recursos que se utilizan como
combustibles son considerados indispensables para el transporte, la
industria, el comercio y los seres humanos en general.
Lo
preocupante es que estos recursos de la naturaleza no se pueden reponer
y algún día, irremediablemente, se agotarán. ¿Cuándo? Esa es la gran
incógnita.
En
el mundo actual, el petróleo es la materia prima más utilizada. Si se
agotaran estas fuentes de un momento a otro, nos daríamos cuenta del
terrible desastre que tendríamos que afrontar.
¿Qué
sería del mundo sin servicio de transporte tanto de pasajeros como de
carga? ¿Sin aviones, sin autos, sin fábricas, sin calefacción y miles de
otras cosas? Todos los países del mundo, especialmente los
industrializados, se hundirían en la miseria.
El
incremento en los precios del crudo, los cuales afectan el costo de
todo, han experimentado unos aumentos inauditos. En 1973 se cotizaba a
3.29 el barril, en 1974 subió a 11.58, es decir, un incremento del 250%.
A finales del siglo pasado, su precio se cotizaba aproximadamente a
once dólares y en la actualidad, ha llegado a récords históricos al
rondar los cien por barril.
Aunque
el precio del combustible depende de muchos factores: de la ley de la
oferta y la demanda, de conflictos políticos con los países productores,
del costo de transporte y, lógicamente del consumo, las petroleras
tienen mucha culpa del encarecimiento, pues su ambición no tiene
límites.
El extravagante aumento en los precios del oro negro beneficia a pocos y perjudica a muchos.
José M. Burgos S.
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