Cuando vienen personas amigas de Cuba y nos cuentan cómo están las cosas en la isla, casi no lo podemos creer. El gobierno de La Habana hace concesiones a los cuentapropistas y después se las quita, como ha sucedido con los cines particulares y con las tiendas de ropa que venden artículos extranjeros. ¡Estas no son aperturas, señores, estas son pequeñas rendijas que abre el castrismo para paliar la catástrofe económica que está hundiendo a la isla!.
Descubren casos de corrupción, como si fueran estos un tema nuevo, como si todos los cubanos no supieran del robo y la desidia a que los ha forzado el gobierno. En Cuba la palabra “resolver” quiere decir robar. Se roba en pequeña escala y se roba en gran escala cuando los ladrones son del propio gobierno. Se roba en las panaderías, en las dulcerías, en los restaurantes. Roban los empleados del turismo, los empleados de los grandes almacenes donde se guardan los productos comestibles, etc., etc. ¡Y el robo en Cuba no se puede controlar porque la gente está cansada de pasar miseria y de hacer colas, y de pedir prestado a los vecinos un poco de azúcar, y de oír llorar a sus hijos porque no tienen leche suficiente y se tienen que acostar con hambre!
La soga se tiene que romper por el lado más débil, y ese lado es el cansancio, la desidia, la falta de esperanza y de futuro del pueblo cubano.
Martha Pardiño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario