En el mundo actual, los seres humanos que residimos en las grandes urbes, vivimos aceleradamente, muchas veces aferrados a un pasado inexistente y con angustia por los tiempos por venir, nos llenamos de un tremendo estrés que lacera nuestras almas y nos roba la paz.
Para poder enfrentar la vida sin que nos asfixien los recuerdos y la incertidumbre, es necesario aprender a descansar el cuerpo y la mente.
Debemos comenzar por hacer un recuento de nuestros problemas cotidianos que no nos permiten descansar la mente, clasificarlos por orden de prioridad, apartando aquellos que están fuera de nuestro alcance, los cuales debemos desechar y así aliviar nuestra carga.
De esta forma, comenzarán a aparecer las soluciones para los demás problemas como por arte de magia y comenzaremos a descansar la mente.
Asumiendo actitudes responsables, no sólo reduciremos el estrés y la angustia que éste genera, sino que con ello, vendrá el inmenso placer que nos proporciona el descanso mental.
Pero no hay que descuidar la salud del cuerpo. Recordemos aquella frase que dice: "Mente sana en cuerpo sano", lo cual implica una disciplina que incluye, consumir alimentos sanos y nutritivos, practicar el ejercicio diario, pero, sobre todo, disfrutar del descanso reparador que sentimos al dormir al menos seis o siete horas profundamente.
Desafortunadamente, vivimos muy deprisa, nos alimentamos mal, dormimos poco porque nos acostumbramos a ver televisión hasta altas horas de la noche, no hacemos ejercicio, lo cual da como resultado un cuerpo cansado, una mente adormecida y los nervios alterados. Los problemas, aunque sean pequeños y de fácil solución, nos parecen tan enormes como una montaña.
Es importante, muy importante, tomar conciencia de la imperiosa necesidad que tenemos tanto del descanso físico como del emocional para tener una buena salud y una mente despejada y lúcida.
Cuando el descanso es pleno, hay un relajamiento total. Debemos percibir las cosas más simples, como el aleteo de un pájaro, el sonido de las hojas de los árboles generado por la suave brisa estival y hasta el murmullo de las gotas de lluvia.
El contacto con la naturaleza, nos permite generar un profundo silencio y contemplar la vida a plenitud lo cual permite activar nuestras fibras sensibles y afinar la conciencia.
El descanso es transformar el ocio pernicioso en ocio creativo, aquel que nos permite conectarnos con los sentidos y romper las ataduras que nos llenan de angustia.
Aprender a descansar significa apartarnos de las complicaciones, recuperar fuerzas y limpiar la mente para lograr nuestra paz espiritual.
José M. Burgos S.
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