Santuario del cobre

Un caluroso día de agosto del año1995 acompañado de mi familia, visité el “Santuario nacional de nuestra Señora de la Caridad del Cobre”, en el Cobre, municipio de la oriental provincia de Santiago de Cuba. El actual Santuario, fue inaugurado el 8 de septiembre de 1927. Anteriormente en el año 1916, la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre había sido proclamada  “Patrona de Cuba” por el papa “Benedicto VX” y posteriormente coronada como ”Reina y patrona de Cuba” por “Juan Pablo II”, el sábado 24 de enero de 1998. Es uno de los sitios religiosos mas venerado por los cubanos, que buscan en la patrona de Cuba consuelo espiritual a sus penas.

En la época que visité el Santuario del Cobre, el régimen castrista despreciaba y minimizaba abiertamente el papel de la iglesia católica, los símbolos y las diferentes manifestación religiosas que veneraban los cubanos, para minimizar la influencia de la religión en la sociedad cubana.

Por esos años, pocos pensaban que un sumo pontífice como “Juan Pablo II” visitara la isla esclava, mucho menos que otro pontífice repitiera la visita pocos años más tarde y ambos, visitaran el Santuario del Cobre” que hasta entonces, era un lugar casi olvidado por el régimen castrista y la jerarquía eclesiástica de Cuba. Ni la iglesia católica, ni el régimen castrista le prestaban atención a pesar de tener tanta importancia para los fieles que acuden allí a expresar su fe y veneración a la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre.

La entrada al poblado del Cobre y el Santuario, estaban en estado de abandono, el poblado inspiraba pena por su estado, las edificaciones del santuario estaban descuidadas y las áreas de parqueo, plagadas de jóvenes adolescentes que se disputaban entre si, la oportunidad de venderle a los turistas pequeños trozos de piedras brillantes, causando en los visitantes sentimientos de rechazo y temor. Solo cuando estabas frente a la impresionante y majestuosa presencia de la imagen de la “Virgen de la Caridad del Cobre”, olvidabas el lamentable estado exterior de las instalaciones del Santuario.

La nueva estrategia del régimen castrista de aliarse a la iglesia católica buscando apoyo  para mejorar su imagen y sus relaciones con el vaticano, lo han obligado a cambiar su posición pública sobre la iglesia católica y las diferentes manifestaciones de fe del pueblo cubano, como el Santuario del Cobre.

El régimen castrista y la iglesia católica cubana, cierran filas y unen sus esfuerzos por mostrar a través de la visita del sumo pontífice, una imagen renovada del Santuario del Cobre y de la isla de Cuba, que transmita a los fieles católicos y la opinión publica mundial, una imagen distorsionada de la realidad cubana. Sabemos que la iglesia católica cubana ayuda a ocultar la realidad de penurias e injusticias del cubano en la isla a cambio de un espacio (Limitado) en la sociedad cubana. Para eso “Pacta con el Diablo”, se une al mismo régimen que trato por medio siglo de hacer desaparecer a la iglesia católica del paisaje cubano, persigue a sus fieles y denigra a sus líderes.

Lo que no sabemos, es hasta donde el vaticano y el sumo pontífice “Benedicto XVI” conocen la verdadera realidad cubana y la verdadera historia de abandono a que fue sometido el Santuario del Cobre durante décadas, No sabremos nunca si el sumo pontífice conoce los abusos e injusticias que se cometen con los vecinos del poblado del Cobre y sus alrededores buscando que él, regrese a Roma con una imagen positiva del Santuario del Cobre, de la isla esclava y del régimen castrista.

Se espera que la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, ayude a unir a la comunidad católica y fortalecer el papel de la iglesia católica en la isla. Pero si durante los festejos por el recibimiento a Benedicto XVI se ven lágrimas en los ojos de la Virgen de la Caridad del Cobre, correr por sus mejillas(Como ha sucedido en otras imágenes de otras vírgenes en el mundo), podemos interpretar su llanto: La virgen llora por la desventura de su pueblo cubano sometido por una cruel e interminable tiranía, llora de vergüenza por una iglesia que usa y manipula su imagen para obtener beneficios, y llora de pena por un sumo pontífice que al visitarla, no denunciara al mundo los abusos e injusticias cometidos contra sus fieles que tanto la veneran.



José M. Izquierdo