El sentimiento de culpa es una pesada carga que mortifica a muchas personas por sucesos pasados que las hacen sentir tristes, molestas y abatidas por algo que hicieron o dejaron de hacer o por algo que dijeron y no deberían haber dicho.
Todos los seres humanos con uso de razón han experimentado en mayor o menor grado sentimientos de culpabilidad, que muchas veces se guardan en el corazón porque un falso orgullo que esclaviza impide admitirlos. Lo mejor que se puede hacer para quitar la angustia es buscar a la persona ofendida, admitir el error y pedirle perdón. Es algo muy difícil que requiere valor y humildad, pero efectivo.
Cada persona es un universo individual; nadie es igual a otro, ni siquiera dos hermanos gemelos que se criaron en el mismo ambiente son idénticos, algunas veces, ni siquiera parecidos. Por lo tanto, no todos sienten con igual intensidad la culpa de determinada acción.
Ciertas veces, al sentirse culpable, se manifiesta con el arrepentimiento, un sentimiento a veces tan fuerte que puede conducir al suicidio.
Si no se puede remediar un mal, lo mejor es no castigarse uno mismo pensando en el error y no volverlo a cometer.
Don Ramón de Campoamor dijo: "No se echa atrás un río ni vuelve a ser presente lo pasado".
No es justo vivir atormentado por asuntos que quedaron sepultados en el pasado.
La regla de oro para evitar el sentimiento de culpa es muy sencilla. No hacer a los demás lo que no deseamos que nos hagan.
José M. Burgos S.
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