viernes, 23 de agosto de 2013

EL SUICIDIO ENTRE LOS JÓVENES

La muerte es una experiencia muy dolorosa para quienes pierden a un familiar cercano. Pero es aún más devastadora cuando un adolescente toma la violenta decisión de quitarse la vida con sus propias manos.

Los padres, hermanos y amigos, aparte del dolor, les queda la duda de que quizás, hubieran podido hacer algo para evitar esta tragedia.

Tal vez investigar más acerca de las causas por las que los jóvenes toman la drástica decisión de dar término a sus vidas, pudiera servir en alguna medida.

El amor y la comprensión hacen milagros. Por consiguiente, es necesario hacerles saber a los jóvenes que son amados, que son valiosos y que la vida es bella, a pesar de que parte de ella es dolor y sufrimiento, que es menester enfrentar los problemas con valentía y tratar de encontrar otros objetivos que fortalezcan el espíritu para así a olvidar las penas. O al menos, amortiguarlas.

A pesar de que el suicidio entre los niños es casi inexistente, al llegar a la adolescencia, aparece en gran número.

Aunque parezca difícil de creer, el suicidio es la tercera causa de muerte en Estados Unidos entre los jóvenes cuyas edades oscilan entre 15 y 24 años, después de accidentes y homicidios, de acuerdo con Centers for Disease Control and Prevention (CDC).

El riesgo de suicidio aumenta drásticamente cuando los menores tienen acceso a armas de fuego en sus casas. Cerca al 60% de suicidios de adolescentes en Estados Unidos ocurren a causa de dichas armas.

El consumo de medicamentos de venta libre, prescritos con y sin receta, es otro método frecuente para quitarse la vida.

Loa adolescentes con impedimentos mentales, como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar y otros, corren riesgos mucho más elevados de considerar el suicidio como la solución de sus problemas.

Es de vital importancia que padres y maestros observen cuidadosamente el comportamiento de los jóvenes, por si necesitan ayuda.



José M. Burgos S.


sábado, 3 de agosto de 2013

MIEDO AL CÁNCER


El angustioso, intenso y persistente miedo al cáncer es un azote que día a día atormenta a miles de personas obsesionadas, que temen contraer la enfermedad.
 
Es normal tener cierto grado de temor ante el temido padecimiento, aunque con los adelantos de la ciencia, en etapas primarias es curable.
 
Pero para quienes sufren cancerofobia, un simple resfriado es suficiente para que se sobresalten y se obsesionen con que padecen la enfermedad.

Aunque está más que comprobado que el cáncer no es una enfermedad contagiosa, los cancerofbicos creen que el estar en contacto con  personas que están afectadas, es motivo suficiente para contraer el mal y tiemblan. Pierden el apetito, sienten escalofríos y dolores de cabeza y experimentan una gran necesidad de bañarse y frotarse con alcohol, como si el asunto fuera similar a un virus o una alergia.
 
Esta manía está asociada con el terror a la muerte, pero especialmente la causada por el cáncer.
 
Los cancerofóbicos se abstienen de acercarse a quien esté fumando, evitan exponerse a los rayos del sol porque han leído que éste puede ser un factor para contraer cáncer de la piel. Inclusive, su inquietud llega al punto de hacer constantes citas médicas para cerciorarse de que no están enfermos. 
 
Cuando estamos saludables, nadie puede predecir cómo será el fin de nuestra existencia. Por lo tanto, está bien ser conscientes de que algún día moriremos, pero sin que este pensamiento se convierta en obsesión.
 
 José M Burgos